jueves, 11 de septiembre de 2014

Peter Pan y la fabricación de un mito

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All children, except one, grow up.

¿Quién es ese niño? Todo el mundo conoce la respuesta. Todo el mundo conoce esta famosa frase. Con poco más de un siglo de vida, Peter Pan ha pasado a formar parte del imaginario colectivo, se ha convertido en el símbolo de la eterna juventud y ha conseguido relegar a su autor a un plano casi inexistente. ¿Por qué? ¿Cómo consiguió James Barrie que su niño inmortal efectivamente lo fuera? En las siguientes  líneas trataré de analizar los resortes míticos de la composición del escoces, así como elaborar un corpus de obras clave que han contribuido a la cimentación de la idea que hoy tenemos de Peter Pan. 


Juego de reescrituras, adaptaciones y versiones
Se ha especulado mucho sobre el nacimiento literario de Peter Pan: han corrido ríos de tina (y hasta una película) sobre la relación de James Barrie con los niños Llewelin Davies, se ha asociado la creación del niño eterno con la prematura muerte del hermano de Barrie y los problemas que de éste trágico suceso derivaron con su madre, e, incluso, cierta parte de la crítica ha sacado a colación la supuesta homosexualidad de Barrie. Pero, al margen de las cuestiones personales que impulsaran al dramaturgo a crear a Peter, el hecho es que éste aparece por primera vez en 1902, como una de las historias de The Little White Bird (El pajarito blanco), en “Peter Pan en los Jardines de Kensington”.

En esta primera versión, Peter es un bebé de tan solo una semana que, gracias a que aún recuerda su vida como pájaro, sale volando por la ventana y se escapa a los Jardines de Kensington. Betwixt-and-Between.
Al llegar a la isla del lago Serpentina, el lugar en el que nacen los pájaros que luego se convertirán en niños y niñas, el pájaro supremo Solomon Caw le hace ver que ya no es un pájaro y Peter, al dejar de creer en ello, pierde la capacidad de volar y, con ella, la posibilidad de salir de la isla. Allí permanecerá durante mucho tiempo, mitad niño mitad pájaro:

Poco a poco, los pájaros se acostumbran a su presencia y construyen para él un nido-barca con el que puede explorar los Jardines de Kensington. Allí, vagabundeando, conoce a las hadas que le concederán dos deseos que él, como no, emplea para recuperar la capacidad de volar y así poder regresar a su casa. A diferencia de lo que él mismo contará más adelante, al volver, encuentra la ventana abierta pero no se decide a entrar, no se ha despedido de nadie y además aún tiene un deseo que pedir, por lo que regresa a los Jardines sin intuir que no tendrá, de nuevo, esa oportunidad. Cuando vuelve por segunda vez, su ventana está cerrada, hay barrotes de hierro y su madre abraza a otro niño. Su destino es no crecer y permanecer en los jardines, entre los pájaros y las hadas, mitad humano mitad pájaro. Así conocerá a Maimie Mannering, una niña de cuatro años que se queda una noche en los jardines y le cuenta las historias que ha oído sobre él. Se sabe todo excepto que trató de volver a su casa y no pudo, así su tragedia personal no trasciende. Peter le pide a Maimie que se case con él, intenta engañarla para que se quede, sin embargo ella decide regresar con su madre. 

Este bebé no es el que ha llegado hasta nuestros días. Evoluciona en la mente de Barrie y crece hasta la preadolescencia. Con él, su mundo se expande y se convierte en Neverland, la tierra en la que el tiempo no pasa porque se lo ha tragado un cocodrilo. 

El 27 de diciembre de 1904 se estrena en el Teatro Duque de York de Londres Peter Pan or the Boy Who Would Not Grow Up. Aun así, el personaje no queda fijado: comenzó a perfilarse en 1903 en las Fairy Notes, se concretó en sus primeras versiones teatrales como Anon: a Play (1904), pasó a convertirse en novela con Peter y Wendy, ya en 1911; y mientras tanto, Barrie se negaba a fijar la obra teatral que reescribió y remodeló incansablemente hasta 1928. 
Tras la publicación de la novela y con el rotundo éxito de taquilla de la obra de teatro, comienzan a proliferar múltiples versiones y reinterpretaciones de lo que ya comienza a ser el mito de Peter Pan, como por ejemplo Peter Pan Keepsake de Daniel S. O’Connor (1907) o J.M. Barrie’s Peter Pan & Wendy. Retold by May Byron for Boys and Girls, de May Byron (1915). 

Versiones y reescrituras que atraviesan todo el siglo XX y llegan hasta el XXI con la fuerza de un mito muy vivo y en constante revisión, como demuestran los siguientes ejemplos: Después de la lluvia: una nueva aventura para Peter Pan, de J. E. Somma (2001); Peter y los cazadores de estrellas, de Dave Barry y Ridley Pearson (2004); la secuela oficial, Peter Pan de Rojo Escarlata, de Geraldine McCaughrean (2004); La traición de Wendy, de José Alberto Arias (2010); El regreso de Peter Pan,de Vicente Muñoz Puelles (2011); o La verdadera historia del Capitán Garfio, de Pierdomenico Baccalario (2012). 

En el cine también han aparecido un sinfín de adaptaciones, la primera en 1924, una película de cine mundo de Herbert Brenon. Posteriormente, una lista amplísima, desde el afamado Peter Pan de la factoría Disney (1953) que fijó para siempre la imagen del niño eterno, hasta la historia de la relación entre Barrie y los Llewelyn Davies con Finding Neverland (2004); pasando por el desatino de Spilberg con Hook (1991) o una de las más fieles versiones, de la productora Universal, Peter Pan, la gran aventura (2003).

Por último, una de las mejores revisiones que se han hecho de la historia ha sido el comic del francés Loisel quien, manteniéndose fiel al espíritu de Peter Pan, ha sabido encontrar una precuela que encaja a la perfección con la creación mítica del personaje. Este cómic merece un lugar de privilegio en el estudio del proceso de construcción del personaje ya que da respuestas plausibles a incógnitas planteadas por Barrie y cierra el círculo mítico en el que se mueve Peter Pan. En la creación del mito debe atribuírsele al autor ciertos privilegios, pero no es solo suyo el mérito ya que Peter Pan, ha ido creciendo, fomentando ciertas facetas y desechando otras, según la imaginación de quién lo reconstruyera. En el imaginario colectivo parece haber un único Peter Pan (fundado en su faceta más benévola por la industria de Hollywood) y, sin embargo, en cada lectura, en cada versión, en cada reescritura, aparece un nuevo Peter que se adapta al inconsciente personal de cada lector como si fuera un guante. Ahí radica su fuerza y su inmortalidad. 

Influencias e intertextualidad
La intertextualidad es un elemento esencial en la creación del mito. Como comentaba al principio, muchos críticos se han centrado en cuestiones personales de la vida de James Barrie para “explicar” la creación de la obra más importante de su vida. Sin embargo, y sin querer quitarles mérito a los niños Llewelyn Davies, son muchos los elementos de intertextualidad de los que se nutre el mundo creado por el escocés. 




Reducida a líneas generales, Peter Pan narra la historia de un niño que solo lo es a medias, que vive con las hadas y secuestra niños humanos por pura diversión. Resulta bastante sencillo encontrar las similitudes con las leyendas de los Changelling o “Niños cambiados”, muy extendidas por todo el Reino Unido. En ellas se cuenta como las hadas robaban niños y ponían a sus propios hijos en su lugar. En Escocia, donde nació Barrie, existe un cuento que difiere un poco de estas historias de terror, “The queen of elfland’s nourice”, en el que la reina de los elfos roba dos niños pero el cariño de su madre consigue que, finalmente, le sean devueltos. Parece justo el tipo de historia que Peter hubiera querido hacer suya, en lo más hondo de su ser, pero que hubiera despreciado afirmando que las madres no son así, no salvan a sus hijos, del mismo modo que no los esperan con la ventana abierta. 

Pocos años antes de que Barrie estrenara su obra, Yeats publicaba un poema que trataba éste mismo tema, “The Stolen Child”. Un fragmento significativo del poema recuerda mucho a la figura de Peter y su relación con las hadas:

Come away, O human child!
To the waters and the wild
With a faery, hand in hand.
For the world's more full of weeping than you can understand.

También se pueden establecer paralelismos con dos obras en las que la sombra de los personajes representa una parte esencial de su existencia. Por una parte, una de las primeras obras de la literatura fantástica alemana: La maravillosa historia de Peter Schlemihl, de Adelbert von Chamisso. En ella, un joven vende su sombra a cambio de una bolsa de oro que no se acaba jamás, pero pronto descubre que la falta se sombra supone su exclusión de la sociedad. Por otro lado, uno de los cuentos de Oscar Wilde, “El pescador y su alma”, en el que la sombra de un pescador (su alma), una vez arrancada de su cuerpo, se pervierte y oscurece hasta llevar a su dueño a la ruina. La sombra de Peter Pan, aunque él no pueda decir por qué, es una parte esencial de su ser, le completa y le hace ser quien es, un “mitad y mitad”. Su sombra es el doppelanger, su otra mitad.

Existen, además, otras muchas referencias intertextuales, multitud de guiños a obras previas a la de Barrie: los piratas recuerdan a los de Stevenson, de los que hay citas explícitas; los pieles rojas siguen, en gran medida, la moda instaurada por James Fenimore Cooper con El último Mohicano; Garfio persiguiendo obsesionado a quien le mutiló, perseguido al mismo tiempo por la bestia que lo devoró, nos remite al capitán Ahab de Moby Dick; y la reina Mab, regente de las hadas, nos traslada al Sueño de una noche de verano de Shakespeare. 

Puede que Barrie observara a los chicos Llewelyn Davies mientras escribía las Fairy Notes, pero jamás habría podido crear un mito sin todos estos recortes revoloteando en su mente. 

La creación de un mito
Autoría y preexistencia
Una de las características principales de los mitos es su anonimia. Podemos conocer los nombres de aquellos que los han transmitido de forma escrita para que no se pierdan en el tiempo, pero no conocemos sus orígenes. El caso de Peter Pan es similar.  Prácticamente desde el inicio de su andadura, la fama del personaje sobrepasó con creces a la del mismo James Barrie. Hoy en día, todo el mundo conoce al niño eterno, pero muy pocos son capaces de nombrar a su autor. 

Él mismo contribuyó a que esto sucediera, dejando a Peter volar libre, sin fijar el texto, dejando que otros lo tomaran prestado para sus historias y, más aún, declarando lo siguiente en su dedicatoria a los cinco, previa al texto de la obra publicada en 1928: “no tengo recuerdo alguno de haberla escrito […] Cualquiera de los cinco tiene más derecho a reclamar la autoría que ningún otro, y nunca me enfrentaría a vosotros por ello.”

Por otra parte, el hecho de contar la historia de Peter como algo que ya sucedió antes, como un cuento que pasa de generación en generación, como una leyenda que se ha trasmitido de forma oral y que él únicamente ha recogido por escrito, contribuye a la mitificación de Peter Pan. No es una creación moderna sino un cuento de antiquísima tradición, como las hadas o las sirenas con las que convive. 

La influencia del Dios Pan
Los críticos y estudiosos de la obra de Barrie no se ponen de acuerdo en la filiación del niño que no quiso crecer con Pan, el dios de la mitología griega. Estudiosos como Patricia Merivale (Pan, the goat-god) o Hillman (Pan y la pesadilla) niegan esta relación que, sin embargo, parece tan clara. Son varios los puntos en los que Peter recuerda a la antigua deidad. Para empezar, veamos el Himno Homérico a Pan:
Háblame, Musa, del hijo amado de Hermes, caprípedo, bicorne, amante del bullicio, que frecuenta los valles poblados de árboles con las ninfas acostumbradas a las danzas; las cuales pisan las cumbres de escarpadas rocas invocando a Pan, dios de los pastores, de espléndida cabellera, escuálido, a quien se le adjudicaron las colinas nevadas, las cumbres de los montes y los senderos pedregosos. Aquél anda acá y acullá, y unas veces atraviesa espesos matorrales, atraído por las mansas corrientes, y otras pasa por entre escarpadas rocas y sube a la más alta cumbre para contemplar sus ovejas. A menudo corre por las altas blanquecinas montañas; a menudo sigue las laderas y mata fieras que distingue su penetrante vista; en ocasiones, por la tarde y al volver de la caza, grita y modula con sus cañas agradable canto: no le superaría en el cantar el ave que, lamentándose entre las hojas de la florida primavera, emite suavísimo canto. Entonces las melodiosas ninfas montaraces, acompañándole con pie ligero a la fuente de aguas profundas, cantan y el eco resuena en torno de la cumbre del monte; y el dios ora se dirige con pie ligero acá y acullá de los coros, ora penetra en medio de ellos, llevando una rojiza piel de lince sobre la espalda y alegrando su corazón con melodiosas canciones en la blanda pradera donde el azafrán y el jacinto, floridos y olorosos, se mezclan confusamente con la hierba. Las ninfas celebran a los dioses bienaventurados y al vasto Olimpo: y así cantan también a Hermes, que sobresale entre los demás; dicen que es el veloz nuncio de todos los dioses, y cuentan cómo se fue a la Arcadia, rica en manantiales y madre de ovejas, donde está el bosque sagrado del cilenio. Allí, a pesar de ser dios, apacentaba ovejas de polvorienta lana en casa de un hombre mortal, porque ya echaba flor el tierno deseo que le había venido de unirse amorosamente con una ninfa de hermosas trenzas, hija de Dríope; y consumó al fin las floridas nupcias; y ella le dio a Hermes, en su casa, un hijo amado que desde luego se presentó monstruoso a su vista: caprípedo, bicorne, bullicioso, de dulce sonrisa; y la ninfa se levantó y echó a correr —abandonando al niño la que debía amamantarlo—, pues le entró miedo al ver aquella faz desagradable y barbuda. Enseguida el benéfico Hermes lo recibió y tomó en sus brazos, y el dios se alegró extraordinariamente en su corazón. Y envolviendo al niño en las tupidas pieles de una liebre montes, encaminóse rápidamente a la mansión de los inmortales, sentóse junto a Zeus y los demás inmortales y les presentó su hijo: todos los inmortales se regocijaron en su corazón y más que nadie Dióniso Baquio, y le llamaron Pan porque a todos les había regocijado el alma. Y así, salve, oh rey, a quien imploro por medio de este canto; y yo me acordaré de ti y de otro canto.

Según este texto, Pan fue abandonado por su madre nada más nacer. Si bien es cierto que, en un primer momento, no es la madre de Peter la que lo abandona sino él el que se escapa, el hecho de que pasado un tiempo ella haya cerrado la ventana y, con ella, la posibilidad de que su hijo regrese, es una especie de abandono. Así al menos lo ve Peter que, desde ese momento, quedará profundamente marcado por la ruptura que esto supone: la ruptura definitiva con la realidad. 

Por otra parte, el Dios Pan es único en su especie: mitad cabra y mitad dios. Había otros seres mitológicos híbridos, como centauros o sirenas, pero eran mezcla de humanos con animales, no de dioses con animales. Pan es, en cierto sentido, también un mitad y mitad. Para Patricia Merivale, ahí radica su esencia, en ese desdoblamiento.

A Peter Pan también se le describe como mitad y mitad (en “Peter Pan en los Jardines de Kengsinton”): mitad pájaro mitad niño. Y más adelante, en su forma ya adolescente, sigue siendo un ser con dos facetas: mortal e inmortal al mismo tiempo, luminoso y oscuro. 

En el proceso de convertir al dios en el muchacho londinense, efectivamente, unas cosas se perdieron y otras se ganaron. Uno de los aspectos más destacados de Pan es la lascivia, lo cual contrasta enormemente con la asexualidad manifiesta de Peter. Sin embargo, aquí entra en juego otro motivo literario que ayuda a la fundación del mito moderno: el motivo del doble en la figura de la sombra, de la que ya se ha hablado y que retomaré más adelante.

Existen otras coincidencias como la cabra que Maimie regala al muchacho en Peter Pan en los Jardines de Kengsinton, que alude directamente a una de las dos mitades del dios Pan; la flauta que él mismo se fabrica a partir de unos juncos y que es uno de los símbolos del dios griego; o el gañido con el que Peter anuncia su llegada o sus victorias, que recuerda al grito con el que Pan era capaz de infundir miedo en las huestes enemigas (de ahí la etimología de “pánico”).

Parece que, en general, la relación entre ambos personajes está bastante clara. Así lo vio, al menos, Loisel quien, al crear su comic llevó la personalidad del Dios un poco más allá distinguiendo entre ambos personajes: Peter, el muchacho recién salido del Londres más dickensiano; y Pan, fauno que habita en los bosques de Nunca Jamás junto a otros seres mitológicos, protegiendo su tesoro de los piratas. 



Espacio mítico
Otro de los elementos esenciales en la construcción del mito es la creación de un espacio mítico, en este caso, Neverland.

Nunca Jamás, comenzando por su nombre, tiene varias interpretaciones. ¿Es el país en el que nunca se crece? ¿La tierra de la que jamás se ha de regresar? En cualquier caso, se haga la interpretación que se haga, se llega más o menos siempre a la misma conclusión: es un mundo muerto. Allí no hay evolución posible, no hay cambio, y sin cambio no puede haber vida sino la ilusión de una vida. Por eso los niños perdidos juegan a vivir, ése es su juego favorito. 


Por otra parte, es un espacio cerrado, lo cual refuerza la idea de “espacio muerto”. De hecho, sus habitantes se mueven en círculo por la isla: las fieras persiguen a los pieles rojas que, a su vez, van tras los piratas quienes andan siempre buscando a los niños perdidos, los cuales andan en busca de su líder, Peter Pan. En definitiva, todos giran en torno al niño eterno, que es amo y señor de la isla. Sin él, ésta no existiría. Cuando él se va, la isla parece dormida. 

Otra interpretación plausible es que Neverland es el espacio mítico de la niñez, un espacio imaginario, o más bien onírico, que Wendy sueña y cree vivir. Así se describe en un primer momento cuando se explica que cada niño tiene una isla distinta, con la que sueña por las noches, y que todas ellas componen Nunca Jamás.

 El tiempo
El tiempo es uno de los principales temas de Peter Pan. Desde la primera versión en los Jardines de Kensington, Peter ya está marcado por el miedo a crecer. Ese es el motivo por el que se escapa de su casa.

En su siguiente versión se encuentra en un espacio a su medida. En Nunca Jamás no pasa el tiempo y como consecuencia los niños no crecen, pero tampoco recuerdan. Viven en un constante presente en el que cada día es igual que el anterior, aunque las aventuras varíen. El tiempo se lo ha tragado el cocodrilo que persigue incansable al Capitán Garfio, simbolizando así el miedo patológico que también padece éste a envejecer. En el caso de Garfio, al haber abandonado ya hace mucho  la edad de  Peter, se trata, de un modo mucho más cercano del miedo a la muerte. Por ello Garfio huye a un lugar en el que el tiempo no corre, un lugar muerto también. Para  escapar de la muerte, hay que renunciar a la vida. 

El doble
La naturaleza doble de Peter Pan se refleja en dos direcciones. Por una parte en su alter ego, el Capitán Garfio, el villano sin el cual las “heroicidades” de Peter no serían tales. Además Garfio representa todo lo que Peter odia, aquello de lo que huye: la imagen del hombre adulto. En términos edípicos, es el padre al que Peter debe matar (de hecho Loisel materializa esta idea en hecho) y, por si fuera poco, Wendy no solo le odia sino que también se siente fascinada por él, cumpliendo el papel de madre.

En otro sentido, Peter Pan se divide entre, empleando la terminología de Jung, persona/sombra. La persona es la máscara que usa Peter en público mientras que la sombra es su “lado oscuro”. Barrie, al hacer que Peter pierda su sombra puede estar explicando de manera simbólica la asexualidad del chico.

Epílogo
Nunca Jamás es un mundo sin cuentos y Peter Pan necesita de la fantasía para “sobrevivir”. Los niños que rapta aún creen en las hadas, y así permanecen por siempre, “muertos” en Nunca Jamás. Rapta niños para alimentar la fantasía y que así esta no muera, es el espíritu mismo de las creencias infantiles. Rapta a Wendy por el mismo motivo, para alimentar sus propias fantasías. Peter Pan necesita de los cuentos para vivir… en la fantasía de los niños. Mientras que las historias sigan vivas, el mito seguirá vivo. 


Pincha AQUÍ para ver una presentación.


Pervivencia de Peter Pan, entre finales del XX y principios del XXI

1978 - Rodney Bennett: The lost boys
Documental escrito por Andrew Birkin. Explora la relación entre Peter Pan, James Barrie y los Llewelin-Davies.

1987 - Leonid Nechayev: Peter Pan.
          Película (URSS)
 

1990-2004 – Regis Loisel: Peter Pan 

          Cómic. Precuela.
          LOISEL COMIC
          Adaptación del cómic por Nicolas Duval



1991 - Steven Spielberg: Hook
          Película. Secuela.

2002- Disney/animación: Regreso al país de Nunca Jamás
          Película. Secuela de Peter Pan.

2001 - J. E. Somma: Después de la lluvia: una nueva aventura para Peter Pan


2003 - P. J. Hogan: Peter Pan
          Película. Basada en Peter Pan y Wendy.





2004 – Marc Foster: Descubriendo Nunca Jamás
          Película. Biografía del  autor, James Barrie.

2006 - Geraldine McCaughrean: Peter Pan de Rojo escarlata
Libro. Secuela oficial autorizada por el Great Ormond Street Hospital, quienes son los poseedores de los derechos de los personajes y de la historia original.



2008 – Disney/animación: Tinker bell

2010 - José Alberto Arias: La traición de Wendy

2011 – Tales from Neverland / Grimm Fairy Tales
          Comic.


2011 - Nick Willing: Neverland
          Película para televisión. Precuela. (1906)

2012 - Pierdomenico Baccalario: La verdadera historia del Capitán Garfio
          Novela - Precuela
  
2013 – Kellen Moore: East of Kensington
          Cortometraje. Secuela.

2015 - Joe Wright: Pan

Película. Precuela. Segunda Guerra Mundial. Un niño huérfano es secuestrado por unos piratas y llevado a Nunca Jamás, donde se enterará de que su destino es salvar esa tierra de los pérfidos planes del pirata Barbanegra.

Bibliografía
Barrie, James Mathew, Peter Pan, La obra completa, Madrid, Ediciones Neverland, 2009.
Bettelheim, Bruno, Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Barcelona, Crítica, 1994.
Herreros de Tejada, Silvia, “Reescrituras de Peter Pan: el héroe en Crisis”, en Área Abierta, Nueva Época, nº2, julio 2013.
Herreros de Tejada, Silvia, Todos crecen menos Peter, Madrid, Ediciones Lengua de Trapo, 2009.
Hillman, James, Pan y la pesadilla, Gerona, Ediciones Atalanta, 2007.
Loisel, Régis, Peter Pan, Barcelona, Glénat España, 2009.
Muñoz Corcuera, Alfonso, “La doble dimensión trágica de Barrie y Peter Pan”, en Belphégor: Popular Literatura and Media Cultture, vol. X, nº 3, 2011.
Muñoz Corcuera, Alfonso, “Peter y Pan”, en Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos, núm. 2, 2008, pp. 145-166.
Muñoz Corcuera, Alfonso, Barrie, Hook, and Peter Pan: Studies in Contemporary Mith; Estudios sobre un mito contemporáneo, Newcastle, Cambridge Scholars Published, 2012. 

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