viernes, 18 de julio de 2014

La muerte en el espejo y el diablo en la pared. (Il cavaliere e la morte de Leonardo Sciascia)

Para que no te dejes apartar del camino de la virtud porque te parezca abrupto y temible, porque tal vez hayas de renunciar a las comodidades del mundo, y porque constantemente has de combatir contra tres enemigos en lucha desigual, que son la carne, el demonio y el mundo, te será propuesta esta tercera norma: todos esos espectros y fantasmas que se abaten sobre ti […] has de tenerlos en nada.
Erasmo de Rotterdam


Para Margaret H. Persin  algunas de las características de la postmodernidad se encuentran de un modo muy vivo en la literatura ekphrástica, afectada por problemáticas como la intertextualidad, el traspaso de las fronteras del discurso poético, el dialogismo, los géneros, etc. Y dentro de esta literatura postmoderna que intenta alcanzar, por medio de la palabra, la percepción visual; se encuentra Il cavaliere e la morte, de Leonardo Sciascia, obra inspirada en uno de los más célebres grabados de Durero: Ritter, Tod und Teufel (El caballero, la muerte y el diablo).


viernes, 4 de julio de 2014

De Febo a bermejazo....un viaje hasta el barroco a lomos de un mito ovidiano


El mito de Apolo y Dafne ha llegado hasta nuestros días con el mismo vigor con que fue escrito por Ovidio en sus Metamorfosis en los albores del siglo I d.C. La transmisión de un gran número de estos relatos ha sido relativamente sencilla gracias a la recuperación que de ellos se hizo durante el periodo renacentista. El humanismo, en su afán por despertar de nuevo el espíritu clásico, no solo favoreció la recuperación, traducción y anotación de textos que se creían perdidos; también significó la revitalización de muchas de las formas y, sobre todo, de los motivos greco-latinos. Así, atravesando la Edad Media en forma de referencias cristianizadas y moralizantes, los mitos, la religión oficial del pueblo romano, llegaron a convertirse en torno a los siglos XV y XVI en uno de los temas más explotados por los autores de toda Europa. Posteriormente, en su evolución hacia el barroco español, estos mismos temas tomaron un cariz bien distinto, siendo tratados como motivo satírico-burlesco por un gran número de poetas, entre los que destacó don Francisco de Quevedo y Villegas. 
El mismo Ovidio fue el que predijo esta pervivencia a lo largo del tiempo, en los versos finales de su gran obra:
Ya he culminado una obra que no podrán destruir
Ni la cólera de Júpiter ni el fuego ni el hierro ni el tiempo voraz.
Que ese día que no tiene derecho más que a mi cuerpo,
Acabe cuando quiera con el devenir incierto de mi vida;
Que yo, en mi parte más noble, ascenderé inmortal por encima
De las altas estrellas y mi nombre jamás morirá, y por donde
El poderío de Roma se extiende sobre el orbe sojuzgado la gente
Recitará mis versos, y gracias a la fama, si algo de verdad hay
En los presagios de los poetas, viviré por los siglos de los siglos.